Las personas con enfermadad y discapacidad, a menudo sufrimos la discriminación cuando la discapacidad no es muy notoria externamente, como si tuviera que serlo para tener la etiqueta. A veces, no tenemos más signos externos, por optar o por necesidad, por el autocuidado del cuerpo. Este autocuidado evita el avance de la enfermedad y por ende de la discapacidad. Esto supone la realización, por ejemplo, de natación diaria, lo que supone desplazamientos a una ciudad ( de media 130 km ida/vuelta) si optas por vivir cerca del centro de trabajo en el ambiente rural, o a la inversa, comprometiendo siempre tu salud si no te desplazas, pero a sabiendas que el exceso de desplazamiento la daña, como a todos. En este sentido, creo que los informes médicos y personal competente (también psicólogos) debe amparar a este tipo de trabajadores, sin menoscabo de sus funciones y obligaciones. Entiendo que la esfera de la adaptación del puesto de trabajo debe abarcar el teletrabajo.